EL COMPROMISO DE LA DIRECCIÓN
La norma ISO 31000 deja bien en
claro que el propósito de la gestión de riesgos en una organización es aportar
a la creación y protección del valor para dicha organización. Una correcta
gestión de riesgos tiene varios efectos positivos: logra mejorar el desempeño
de la organización; fomenta la innovación y las habilidades de gestión; y
contribuye al logro de los objetivos estratégicos. Por este motivo es que un
sistema de gestión de riesgos es un asunto que corresponde al nivel de
dirección de la organización. No es un asunto operativo ni comercial aunque,
por supuesto, va a mejorar el resultado de estos procesos.
La versión 2018 de la ISO 31000
hace énfasis en que la dirección debe involucrarse en la implantación de la
gestión de riesgos en su organización. Un sistema de gestión de riesgos que no
nace de la dirección, o que no es asumido por esta en el momento oportuno, está
condenado al fracaso. Mejor no gastar recursos en ello.
- ¿Y qué pasa en la realidad? –
Bueno, la realidad es que son muy pocas las organizaciones que se han decidido
a implantar un sistema de gestión de riesgos. Según estadísticas de consultoras
especializadas, el 1% de las empresas que tienen un sistema de gestión de la
calidad tienen un sistema de gestión de riesgos.
- ¿Y por qué se da esta
situación? - La respuesta tiene varias aristas. Resumiendo: (1) La primera
respuesta es dura porque desnuda una serie de falencias que encontramos en la
dirección de muchas organizaciones que están centradas más en los temas
operativos que en los temas estratégicos. (2) Hay que reconocer que hay
cierto descrédito respecto de los remedios milagrosos para las
organizaciones que periódicamente están apareciendo y que tienen un
crecimiento espectacular y luego pasan al olvido sin pena ni gloria. (3) Un
sistema de gestión de riesgos no es certificable (a diferencia de los sistemas
de gestión de la calidad, de gestión ambiental y otros), así que no es un aporte
comercial que mostrar ante los clientes y la comunidad. (4) Implantar un
sistema para toda la organización puede ser un esfuerzo demasiado grande para
algunas organizaciones cuyos frutos solo se verán después de un par de años…o
más.
Sin embargo, hay que reconocer
que lo planteado por la ISO 31000 es la sistematización de una recopilación de
las mejores prácticas actuales de la industria. Todo lo que se plantea es de
sentido común porque todos gestionamos riesgos en nuestra vida diaria…pero no
lo hacemos en forma sistemática ni estandarizada. Y ahí está el talón de
Aquiles de las organizaciones sobre el cual la ISO 31000 realiza su gran
aporte.
- Pero, ¿cómo la dirección de una
organización puede tomar el liderazgo en la implantación de un sistema de
gestión de riesgos? - Para que esto suceda es fundamental que las personas a
cargo de la dirección de la organización, en su rol de tomadores de decisiones estratégicas,
adquieran la conciencia del aporte que un sistema de gestión de riesgos puede
entregar a la organización.
Lo siguiente es buscar
soluciones escalables que permitan avanzar gradualmente en la implantación
de un sistema partiendo por las áreas en que se pueda obtener un mayor
beneficio/costo.
Nuestra propuesta, que es
asequible a todas las organizaciones, es implantar un sistema de gestión de
riesgos focalizado en el ámbito de los contratos (SGRC). Esto tiene las
siguientes ventajas para la organización: (1) El esfuerzo a realizar por la
organización es mucho menor porque la cantidad de procesos involucrados en
un contrato es significativamente menor que para el total de la organización;
(2) El personal que participa en la gestión y administración de los contratos,
también es una parte menor de la organización, por lo que el esfuerzo en la
capacitación del personal resulta más practicable; (3) La mayoría de los
contratos tienen un periodo de vida bastante acotado, lo que permite
realizar el ciclo completo de gestión de riesgos hasta cerrar el contrato y
evaluar el aporte que tuvo el sistema a los resultados del contrato; (4) También,
de la evaluación de los resultados, se puede tener una retroalimentación
pronta para mejorar el sistema; (5) Para aquellas organizaciones que externalizan
gran parte de las actividades, como el desarrollo de proyectos de inversión o
diversos servicios de apoyo a las operaciones, los contratos que establecen
con terceros son de carácter estratégico para su negocio; (6) La
organización puede seleccionar cuáles serán los contratos a los que se les
realizará gestión de riesgos en función de la relevancia que tenga cada uno
de estos para la organización; (7) La organización va adquiriendo una
cultura de gestión de riesgos que le permitirá escalar el sistema a otras
áreas de la organización.
Esta solución se potencia
notablemente si el sistema está en una plataforma informática que permita el
trabajo conjunto y colaborativo, la supervisión en línea, el seguimiento de
todas las acciones por realizar, la trazabilidad de cada una de las acciones
realizadas, la gestión de los documentos generados por las actividades, el
monitoreo y control permanente de los riesgos, la emisión de reportes según los
diversos criterios que el usuario estime necesarios.
Finalmente, aunque el SGRC esté
focalizado en la gestión de los contratos, sigue siendo absolutamente necesario
el compromiso de la dirección con la gestión de los riesgos ya que este
sistema deberá alinearse con la planificación estratégica de la organización.